PREGÓN FIESTAS DE LA CONFRATERNIDAD 2017.
Este año hemos contado con un pregonero de excepción, el sacerdote del pueblo. Nos deleitó con estas bonitas palabras que adjunto a continuación. Destaco una frase muy interesante: "no podemos hablar de un pueblo grande (en cuanto a habitantes), pero sí de un Gran Pueblo. (Por la calidad de los mismos).
Gracias D. Daniel Novillo González.
PREGÓN FIESTAS 2017
Queridos
verdejos y verdejas, queridos amigos todos que en esta noche os encontráis en
esta preciosa plaza de Valdeverdeja. Es para mí un orgullo, a la par que una
responsabilidad, dirigir unas palabras a todos ustedes en estos días de las
fiestas de la confraternidad. Agradezco a la comisión, que por medio de la
concejala de cultura, me ha dado esta oportunidad. Doy las gracias también a
todos los presentes por el hecho de estar aquí, especialmente a las
autoridades.
Pisé
Valdeverdeja por mi primera vez, en la Semana Santa del año 2016. En aquel
momento era un diácono que vino a ayudar en esos días que celebramos la pasión,
muerte y resurrección de Jesús por nosotros. Recuerdo que una mujer me deseó
suerte con el pueblo al que me enviaran de sacerdote ese mismo verano y le
contesté: me conformo con que sea tan bueno como éste. Y miren las cosas de
Dios, que cumplió mi petición.
Pasaron
los meses y el día 3 de julio del 2016, D. Braulio, nuestro arzobispo, me
ordenaba sacerdote junto con mis compañeros en la catedral de Toledo. Unos días
después, recibimos una llamada para convocarnos el día 16 de julio y
entregarnos nuestros destinos. Ese día fuimos todos los nuevos sacerdotes al
arzobispado, donde nos esperaba D. Braulio. Cuando llegó mi turno, el Señor Arzobispo
abrió mi sobre y leyó: “Parroquia de S. Blas” de Valdeverdeja y “Parroquia de
S. Gil” de Torrico. En ese mismo instante, vinieron a mi cabeza los recuerdos
de Semana Santa. El Señor me enviaba a un lugar, adonde al menos, encontraría
rostros conocidos.
Fue
el día 3 de septiembre, aún no hace un año, cuando con mis 24 años me
presentaba ante vosotros y tomaba posesión de la parroquia. Todo era nuevo,
pero era para lo que me había estado preparando durante muchos años. Os
mentiría si os dijese que no tenía nervios e incertidumbre, pero por encima de
todo siempre estaba la esperanza de caminar juntos en nuestro camino de fe y de
acercamiento a Jesús.
Durante
este tiempo, he buscado estar cerca de vosotros e intentar con mi vida
acercaros a Jesús. El sacerdote no es otra cosa y no tiene otra razón de ser
que ser un puente entre Dios y los hombres. Puedo decir que aquí nunca me he
sentido solo. Que todas las iniciativas, actividades, decisiones que he tenido
que tomar buscando el bien de la parroquia y del pueblo, siempre han tenido
acogida y seguimiento por vuestra parte. Especialmente destaco, la gran acogida
que hicisteis al grupo de jóvenes que quiso venir a pasar la Semana Santa con
nosotros. Fueron unos días inolvidables. Más de una vez en Toledo, algún amigo
de esos muchachos que vinieron, ya me han dicho: queremos ir a Valdeverdeja,
que nos han dicho que tratan a la gente fenomenal. Y yo les contesto: ¡Solo
tenéis que mirarme a mí! También han sido preciosos los ratos de oración que he
compartido con las madres. Y no puedo olvidar, el regalo que fue el poder
peregrinar hasta Covadonga con un grupo de jóvenes de este pueblo. No solo
disfruté allí con ellos, sino también con la ilusión que tenía toda la gente de
la parroquia puesta en esa peregrinación. Y, sin duda, algo que hace especial a
este pueblo es la viva y tierna devoción a Nuestra Madre, la Virgen de los
Desamparados, que desde su ermita vela por nosotros.
Cuando
uno se adentra en Valdeverdeja, tiene la sensación de que entra a formar parte
de una larga historia. Las calles, las plazas, las tradiciones hablan de un
pueblo de rancio abolengo, preñado de tradición y cultura. Es un pueblo que de por
sí desprende alegría. En este tiempo, he escuchado no pocas veces, incluso de
labios verdejos, que es un pueblo venido a menos. Pero para nada estoy de
acuerdo. Es cierto y es un dato, que el número de habitantes sí que ha
descendido notoriamente y, por tanto, no podemos hablar de un pueblo grande.
Pero sí podemos hablar de un gran pueblo, porque ser o no ser un gran pueblo,
no lo marca la cantidad, sino la calidad de sus gentes y aquí de eso andamos
sobrados. Dentro de este pueblo, esta la parroquia, no aparte, sino dentro. La parroquia está formada por todos aquellos
bautizados que viven aquí. Estamos llamados a ser una familia, a remar juntos
en una misma dirección y a conseguir que nuestra parroquia sea como nuestro
pueblo, una parroquia viva, alegre, en la que todo el mundo tenga su sitio,
todo el mundo la sienta como suya y todo el mundo reciba y colabore. La
parroquia, con el sacerdote a la cabeza, está al servicio de las personas y
busca que todas las personas disfruten y gocen la libertad y la felicidad
verdadera que nos da Jesucristo.
Creo
que nunca había conocido un pueblo que se uniera tanto para sacar adelante
aquello que se propone. Lo volvíamos a demostrar el domingo con el bocadillo
gigante consiguiendo el record guinnes. Hace más o menos un mes, nos
clasificábamos para la semifinal del pueblo más bonito de Castilla- La Mancha.
Y, sin duda, fue un gozo enorme ver como todos los verdejos, tanto los que
viven aquí como los que no, se volcaban en el mes de febrero para conseguir
proclamar nuestro Carnaval de ánimas cómo el más bonito de Castilla-La Mancha.
Creo
que el Carnaval, es un resumen estupendo de toda la verdad y bondad que brilla
en nuestro pueblo: fe, fiesta, cultura, tradición, trabajo altruista,
generosidad… Hasta hace no muchos años, un lugar fundamental en nuestro
carnaval, era el patio de la casa del cura. Rara es la casa, la familia, dónde
no hay un foto en ese lugar. Patio, que como muchos sabéis y otros muchos
habéis comprobado, se encuentra en un estado lamentable, hasta el punto de que
nos vimos obligado a cerrarlo. Cuando se tomó esa decisión, todos pensábamos
que era una gran pérdida para el pueblo y, en particular, para el Carnaval. Por
un lado, la situación económica y el alto coste de la restauración nos
desanimaban a emprenderla. Pero, por otro lado, el ver como os volcáis y la
ilusión que ponéis en cuidar y mejorar vuestro pueblo nos disipaba toda duda:
había que arreglar el patio. Por tanto, nos pusimos manos a la obra y desde el
primer momento hemos encontrado el apoyo del Arzobispado, que colaborará, y del
Ayuntamiento que también lo hará. En esta noche, también me gustaría animaros a
que tomarais la restauración del patio como algo vuestro, porque es algo
vuestro, y ayudéis, cada uno en la medida de sus posibilidades, a restaurar
algo tan hermoso y fundamental para nuestro carnaval como es el patio de la
casa curato.
No
os canso más, muchas gracias por su atención, gracias por su acogida, sientan
que el sacerdote es de todos y para todos, y sepan que por mi parte no faltará
esfuerzo para seguir construyendo juntos la historia de este gran pueblo que es
Valdeverdeja. ¡Viva Valdeverdeja!
Hola Rosi. No pude estar presente ese día y te agradezco hayas pensado en meterlo en tu blog. Enhorabuena por su pregón, Padre Daniel !!
ResponderEliminarUn saludo para todos